martes, 16 de marzo de 2010

CATARSIS DE TERROR: VÉRTIGO (1958)

¿QUÉ SE AMA CUANDO SE AMÁ?

Hay veces que en la vida es necesario hacer un paréntesis para tomar aire y volver… retornar al amor y la pasión que desata todo aquello que nos hace sentir vivos… y como ya saben, el cine, específicamente el fantástico, es una de las cálidas brisas que me instan a seguir creyendo, a continuar luchando, sin descanso, sin distracción… por ello, es que he decidido dejar de lado sólo los comentarios de películas y abrir el blog hacia otras instancias nuevas y necesarias…

Una persona muy especial me pregunto una vez si había algunas películas que sentía hechas para mí exclusivamente… creo que esta es mi forma de responder, esta nueva sección dentro de FANTASMATADERO en la que abordaré dos aspectos orgásmicos dentro del cine que me enloquecen, la música y algunas escenas que son unas verdaderas joyas, ambos ingredientes complementados que han dado a luz este espacio que he llamado: CATARSIS DE TERROR, donde iré seleccionando metrajes que me definen en cuerpo y alma…

Como no podía ser de otra forma, la primera pieza invitada es una de las mejores escenas jamás filmadas, bajo la dirección de Alfred Hitchcock, con las actuaciones brillantes de James Stewart y Kim Novak, y la partitura musical del maestro Bernard Hermann, este momento de VÉRTIGO (1958) es la síntesis del segundo donde el amor desnuda su real naturaleza, esa que no sabe de tiempos, ni de análisis racionales…

Dos seres solitarios se encuentran por avatares de la vida y sin conocerse se enamoran hasta que el destino se encarga de separarlos… después, esos mismos enigmas insondables los vuelven a unir y el reencuentro es un instante donde sobran las palabras, él no puede creer estar frente a ese amor fantasmal y ella no puede concebir la oportunidad de desbocar sus más puras emociones…

Amigos de FANTASMATADERO, esta escena marcó mi vida… la primera vez que la visioné fue cuando tenía cerca de 15 años y me atrapó con su magnífica dirección, su cuidada fotografía, su secuenciación progresiva en intensidad y su inevitable conexión con el espectador…
Es mi primer regalo para ustedes… mi primera catarsis de terror…