viernes, 16 de abril de 2010

CATARSIS DE TERROR: EL DESCUARTIZADOR DE NUEVA YORK (1982)



CUANDO LA BELLEZA MATA



¡Cuec! ¡Cuec! ¡Cuec!... ¡el asesino de este filme es el mismísimo Pato Donald!… ¡Sí señores!... o por lo menos un psicópata con voz de pato, un misterioso criminal misógeno que no escatima en cortes para filetear a cuanta mujer bella se le interpone en el camino… estoy hablando de EL DESCUARTIZADOR DE NUEVA YORK (1982) una película del maestro Lucio Fulci cuanto comenzaba a decaer su estrella, pero que conserva lo más brutal y explícito del gore marca registrada del italiano…

La cinta es un giallo propiamente tal, un tanto fallido, que se sostiene por las muertes más violentas jamás filmadas (hasta entonces por lo menos) con un ensañamiento en contra de la mujer, cosa que al final se aclaran los motivos, que llevó al largo a ser perseguido por la censura en varios países. Pero el cuento por el cual lo escogí en esta sección no es porque sea una gran película, sino por las descabelladas escenas de muerte que contiene, en especial la que les voy a presentar y es el instante en que el detective a cargo de la investigación es contactado por el psychokiller a través de una llamada telefónica que es rastreada por el departamento policial y a la cual acuden rápidamente, sin sospechar la trampa macabra que les espera…

La secuencia está muy bien filmada, con mucha tensión, unos efectos de sonido desesperantes y una tortura que hiere la pantalla y la sensibilidad de los espectadores más aprensivos… incluso hasta hoy les confieso que la potencia de la imagen deja sin respiro… pocas cintas han logrado eso y es un punto a destacar de Fulci…

Esta película fue una de las últimas que me quedaba por ver del padrino del gore (allá por el año 2000), y eso porque me costó dar con ella… pero les digo, vale, vale, hay que verla con todo porque si bien las piezas de la historia no logran encajarse del todo, tiene un puñado de escenas con una rara mezcla de terror sexual bien logradas, donde la decadencia, la aberración y la búsqueda del placer se enmarañan en un plato común que se sirve frío al hambre de una despiadada venganza, por ejemplo cuando una mujer adinerada concurre a los espectáculos de sexo en vivo para saciar sus deseos y de paso graba dichos encuentros para llevarle el audio a su paralítico esposo para que este también sacie su morbo, o cuando unos latinos masturban con el pie a la misma mujer, o el momento en que una actriz porno es asesinada en su camarín con una botella en la vagina… joder! cállate lengua!... lo que sucede es que el valor de este largometraje es la esencia Fulci, no la consecuencia narrativa y en eso este italiano da cátedra…

Sin más que agregar, salvo advertir que la escena es para estómagos vacunados, los invito a deleitarse con una nueva CATARSIS DE TERROR de su anfitrión… ¡buen apetito y que les aproveche!